andaban por los rincones.
Subieron en un avión
y era fuerte su emoción.
Se encontraron por la noche
a unas chicas en su coche.
Un gato les persiguió
y les dio mucho pavor
pero el gato era tan gordo
que se atascó en la plaza Pombo.
Y está historia se acabó
porque lo digo yo.
Laly Cabanillas y Elena Cabanzón
1 comentario:
¡Qué poema tan divertido! me ha gustado mucho.
Publicar un comentario