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10 de febrero de 2011

Cuento colectivo

Vamos a escribir un cuento entre todos .
Hoy voy a empezar yo, Elena, y luego el que siga, continuará inventando la historia.

Había una vez un niño que hablaba rimando las palabras, lo hacía porque le gustaba inventar poemas.Su hermana también lo hacía, se le había pegado  la costumbre y además era muy charlatana. Un día su profesora les mandó inventar una poesía. (Elena)

El niño, andando para su casa, estuvo pensando en la poesía que iba a escribir. Sé lo que pensáis, que... como rimaba todo, se la iba a ocurrir en un abrir y cerrar de ojos, ¡pues no!  estáis confundidos; estuvo cuatro horas pensando en la poesía hasta que se durmió y soñó que...
Iba caminando por un camino que estaba hecho de caramelo, los árboles eran chupachuses, la hierba de gominolas y los animales de chocolate; era una locura. A lo lejos vio una casita, fue caminando hacia ella, llamó a la campanita  que había en lugar de timbre. (María)

No tardaron en aparecer dos pequeñas ninfas que le invitaron a entrar.
-Pasa -le dijeron- ¿qué te trae por aqui?
-Vengo buscando inspiración, me dejé llevar por el viento, caminé por bosques, atravesé montañas...
-¡Ah! te has dejado guiar bien. Aqui vivimos  algunas ninfas, las musas de la poesía, la danza, la música y los cantos, ¡bienvenido seas!  te ayudaremos.  (Chelo)

Dos de las ninfas salieron a coger  flores y unas hierbas aromática (¡cómo no!, de caramelo) para hacerle un mejunje y ayudarle a encontrar la inspiración. Las que quedaron, le recitaron varias de sus poesías, además de bailar; eso ayudó algo al niño.
Se puso a pensar ¿por qué no hacer una poesía relacionando los dulces con la naturaleza? una idea algo alocada, pero bueno...
Al rato, volvieron las ninfas; echaron todo lo que traían en un puchero y le hicieron el majunje algo empalagoso al pobre... pero seguía sin poder sacar la idea principal de la poesía que tanto quería lograr. Cada vez se preocupaba más y creía que nunca lo conseguiría; entonces,  a las ninfas se les ocurrió la gran idea de...  (Lara)

Llevarle a un lugar donde la gente hablaba como él, al país de las rimas. Cuando llegaron solo oía rimas y más rimas, le encantaba.
Vieron un cartel que decía, “esta noche habrá una obra de teatro, en el palacio del arte”  y decidieron ir.
(Belinda)

 Encontraron un  papel que ponía:
 visite la casa de Vavel
y se comerá un pastel.  (Orlando, Yonny y Pablo)

Entró y le dijeron:
- ¿vienes por el pastel?
te lo daremos, es de miel
pero tu pon el mantel.
Y el niño contestó:
- ¿yo ?gracias, señor,
pero busco inspiración.
Voy a hacer una poesía
y llevo aquí todo el día.
-El pastel te inspirará,
te gustará,
palabras bellas de él, dirás
y para la poesía te servirán.

Entonces apareció una ninfa y le dijo (no hablaba en verso):
-Puedes comerte el pastel, pero no te servirá. Te ayudaremos nosotras.
Llamanos, te inspiraremos y lo harás muy bien.Y el niño dijo:
-¿como os llamo?
Lo pregunto todo
¡mira que soy vago!
-Piensa en nosotras...
Yel niño despertó.        (Elena)

¿quién quiere seguir?
Continuará. 





1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el cuento ¡Es precioso!
Lidia Villar Leal